
—Me parece que tienes problemas —le dijo ella.
—¿Què problemas?
—Bueno, para empezar, eres un malvado asesino de patos.
Will riò a carcajadas antes de mirarla a los ojos. Ella apartò la vista y la fijò ràpidamente en la arena, luego volviò a alzarla y lo mirò antes de sacudir la cabeza, incapaz de contener la sonrisa, como si se maravillara de lo que estaba sucediendo entre ellos y disfrutando de cada momento.
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