7 may 2010

Cuando queres que alguien te mire no importa ninguna otra mirada, vos queres esa mirada y ninguna màs. Pedimos a gritos desesperadamente que abran sus ojos y nos miren, que nos vean, que vean nuestro dolor y nos comprendan. Hacemos enormes esfuerzos para no necesitar de nadie, para no necesitar de una mirada para existir. Pero somos esclavos de esa mirada, la necesitamos, como al aire. Hacemos cualquier cosa por atraer esa mirada, intentamos ponernos en el campo visual del otro, quisièramos tener un reflector que nos ilumine, quisièramos brillar para ser mirados. Lo curioso es que los ojos que màs nos obsesionan son los que no nos pueden mirar. Es imposible que nos mire a una mirada vacìa, vaciada. Pero lo queramos o no somos esclavos de esa mirada porque todos somos luces apagadas que sòlo se encienden cuando alguien nos mira.

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